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  • Writer's pictureInty Grønneberg

Socialdemocracia y el Ecuador

Updated: May 8, 2021


La ideología política socialdemócrata ha logrado llegar al poder en apenas dos ocasiones. La primera vez fue a través de Jaime Roldós Aguilera, quien al parecer profesaba una profunda visión de esta tendencia, la cual quizás distaba de las preferencias de sus compañeros de movimiento. La segunda vez ocurrió bajo el liderazgo de Rodrigo Borja, que con su partido la Izquierda Democrática, logró impulsar los conceptos del socialismo democrático y la justicia social con libertad. Este último enunciado servía para marcar una clara diferencia con tendencias, dentro de las posturas de política social, que buscaban una transformación basada en extremismos como la rebelión armada. El socialismo democrático entonces, según Borja, tenía como fundamento su base en la democracia, en los gobiernos legitimados por la voluntad popular, en la economía mixta (pública y privada) y en la soberanía del país para tomar sus decisiones sin influencia externa.


Muchos de estos preceptos van alineados con los orígenes de esta ideología internacional, cuya aplicación generó el “Estado de Bienestar”, base de las sociedades de muchos países europeos. Los conceptos iniciales fueron formulados por partidos socialdemócratas en Alemania e Inglaterra, naciendo de la organización de los trabajadores para enfrentar problemas resultantes de la primera revolución industrial, tales como la falta de empleos dignos y la sobreexplotación. A este nuevo movimiento, se le sumaron rápidamente varios intelectuales de la época, quienes ayudaron a optimizar sus posturas.


La democracia social llegó a tener una armonía (según varios pensadores afines) entre la relación de lo público y lo privado, siendo una de sus principales banderas la creación de políticas que permitan el crecimiento económico, siempre de la mano de estrategias que reduzcan la brecha de ingresos entre los que más y menos tienen. Se podría entonces alcanzar el progreso sostenible de las naciones en su conjunto, sin necesitar apropiarse de los medios de producción.


Pero para hacer esto posible, no se puede obviar el hecho de que el sistema de “libre empresa” ha demostrado ser ineficiente a lo largo de su historia en cuanto a la disminución de las brechas de inequidad. En este contexto, los objetivos de la socialdemocracia marcan una evidente distancia con las visiones neoliberales.


Quizás el Ecuador, en varios momentos de su historia, pudo haberse beneficiado de ciertas posturas de centroizquierda, como la democracia social. Es posible también que uno de esos tiempos sea el actual, producto de la terrible polarización en que vivimos. Ningún país prospera estando tan dividido. Existe un partido que (al menos en teoría) se define como representante de esta ideología política en el país. Ojalá se encuentre a la altura de las circunstancias y tenga la lucidez, en medio de tanto ruido, para poder dar GOBERNABILIDAD (así mismo, con mayúsculas) al país durante el próximo gobierno. Ningún líder mesiánico puede anteponer sus anhelos personales de poder ante lo que necesita este país, que son consensos para llegar a acuerdos de gobernabilidad, con más de la mitad de la población en la pobreza. Justicia social es lo que se necesita en estos momentos de dolor y de pandemia, sobre todo para los que menos tienen.

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