¿Son sostenibles los planes de gobierno del Ecuador?
- Inty Grønneberg
- Apr 4
- 2 min read

El modelo de desarrollo sostenible propuesto por la economista Kate Raworth, conocido como la Economía Donut, plantea un nuevo marco para el siglo XXI. En lugar de perseguir un crecimiento económico sin límites, este enfoque propone que el verdadero progreso ocurre cuando se garantiza un piso social —salud, educación, empleo, vivienda, equidad y participación— sin sobrepasar el techo ecológico, es decir, los límites del planeta como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la contaminación. El desarrollo sostenible, según este modelo, ocurre dentro de ese "espacio seguro y justo para la humanidad".
Con base en esta metodología, analizamos los planes de trabajo de dos movimientos políticos ecuatorianos: Revolución Ciudadana (RC) y Acción Democrática Nacional (ADN). Evaluamos su grado de alineación con las doce dimensiones clave del modelo de Raworth, que incluyen derechos sociales fundamentales y compromisos ambientales concretos.
Fundamento social: derechos garantizados o promesas generales
RC presenta una agenda social estructurada y ambiciosa: propone ingreso básico universal, salud y educación como derechos irrenunciables, fortalecimiento de la economía popular y solidaria, vivienda digna, igualdad de género, reconocimiento a la plurinacionalidad y digitalización inclusiva. Esto la ubica con una alta alineación en el eje social del modelo.
ADN, en cambio, se enfoca en mejorar la eficiencia del Estado, modernizar servicios públicos y combatir la corrupción. Si bien plantea objetivos sociales importantes, su aproximación es menos transformadora, más centrada en gestión que en un rediseño estructural. Aunque reconoce derechos, carece de una arquitectura sistémica que asegure su cumplimiento sostenible.
Techo ecológico: el punto ciego de la política tradicional
RC también se distingue por su planteamiento ambiental: una transición post-petrolera, impulso a la agricultura regenerativa, uso estratégico de la tecnología, defensa de los ecosistemas y enfoque en justicia ecológica. Incluye elementos de economía circular, soberanía alimentaria y regeneración de sistemas naturales. Estos componentes ubican su propuesta con un alto grado de alineación con el techo ecológico del modelo.
ADN menciona el desarrollo sustentable y el cambio climático, pero lo hace de forma general y sin acciones concretas. No hay propuestas sólidas en transición energética, restauración de ecosistemas ni mecanismos para adaptarse a los límites planetarios. La dimensión ecológica, clave para la sostenibilidad, queda en un segundo plano.
¿Por qué importa esto?
Porque la sostenibilidad no puede seguir siendo una palabra vacía. El cambio climático ya afecta nuestras cosechas, el suministro energético y nuestra salud. Y la desigualdad estructural debilita la cohesión social. Necesitamos gobiernos que entiendan que el desarrollo no es crecer por crecer, sino avanzar respetando los límites del planeta y garantizando condiciones dignas para todas las personas.
RC muestra una alineación alta con el modelo de Raworth, tanto en el piso social como en el techo ecológico. ADN, aunque avanza en lo social, aún queda corto en lo ambiental.
Como ciudadanos, tenemos la responsabilidad de exigir propuestas que miren más allá de un ciclo electoral. El modelo de Raworth nos ofrece un lente claro, técnico y ético para analizar el verdadero compromiso con la sostenibilidad. La pregunta es:
¿Quiénes están realmente dispuestos a rediseñar el futuro?
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